Roger Herrera
I
hacia lo inestable y transversal; la impronta
de lo curvo y lo imaginario como usufructo de los no-lugares y desplazamientos sígnicos
nos abren las puertas en este logos poético
hacia la fragmentación acuciosa; asexuación
genérica y transvalorada sinergia ideática o difuminación de los géneros.
Ximena, tus pequeños poemas asombran como el
primer día que cruzaste el albur de la
niñez hacia este diario olvido de
restituir la realidad, tu realidad hecha
cristal y polvo de las horas vueltas poemas. Añicos de poemas que fulguran en
la casa y en los bosques
de la memoria. Quizás esa obsesión fragmentada-fragmentaria
de la vida sea la excusa
para el viaje al topos de lo blanco y
virginal. A lo sumo me quedo con tu desespero, la irradiante terquedad del agua
en estallidos de sueños, en la firmeza de ser Uno siendo Todos. En tu voz la
impronta nos añade la diáspora hacia el papel o la vuelta a la niñez, a saber:
Empezar
Es
No ser
A veces
El camino se pierde
Te cosquillea el
ridículo
No habría día
Sin final
Ni arena sin
hundimiento
(Benítez, 2006; 59)
Siempre la caída, siempre el regreso; el dolor
a cuestas. La palabra como una pena,
pena la palabra hecha fardo, evocaciones
hechas de rotos, desmembrarse ser Otro y
Nada, lo posible en lo imposible. Ser en
ellos, ser en otros. No-ser siempre por definir y definirse en la palabra
habitada y desolada de esta voz, subyugada por voraces agujeros que le pregnan,
palabra llena de hendiduras donde el ser ha sido obturado, calculadamente, poro
a poro y el espejo nos devuelve su imagen:
(II)
Un espejo
Que sólo se muestra
En mentidos
atardeceres
En aguas ajenas
Pero te contempla
Y cuando lo eliges
Te desmiembra
(Benítez,
2006; 54)
Los rasgos de la atopía…
Desde su solipsismo aborda el vórtice de lo
identitario rasgando en cada trozo de realidad lo imaginario en cada vértice de
lo irreal la viruta de la existencia:
Intuyo
La sombra
derrotada del asombro
El hambre
meritoria de la falsedad
Altares de vértigo
que malversan
Mi definición
(Benítez,
2006; 55)
(III)
Aporías de la vida y sus consecuencias
habitando el papel. Como si de un extranjero se tratase. Así, nos suele ocurrir
en la inmanencia del poema cercenado por hojillas, cuyos cortes axiales ora,
transversales otrora, nos rompen el ojo calculador: Padre -Estado
-
Edificio de valores para
mostrarnos el horro, lo que somos. Materia indefinida
-
El Ser en todas sus
indeterminaciones.
En aras de abolir esta tristeza lejana,
propones tu nombre la primera persona del singular. Tú eres huella de otras
huellas otras divagaciones ante el espejo aún no aceptadas por la vil burguesía de la letra nacional;
los tímidos aspirantes a cagatintas
oficiales, disfrazados en su pobreza gendarme
admiten los Manicomios de la palabra,
Los leprocomios a
la imaginación
Las cárceles de la
idea.
Grita Ximena, reniega ya que las maletas auto-engañan
el amanecer. El viaje, la diáspora cotidiana de no ser en el closet, ni parte
de lo oscuro, lugar despiadado de la casa. No atravieses la nada la sala-nada
la nada- sala
El vórtice en la
burbuja del jardín
No entres no
abordes el barco
No veas la puerta
en el orificio de la hormiga
¡Déjala cruzar!
Si Dios te
llama no le veas a los ojos
Vuelve a ti, tú eres la casa.
Ya se sabrá
de asesinadas páginas, mientras quien suscribe aspira la mudez-muda.
El silencio Tibetano
un país se asoma al brillo enceguecido del
poema
para encontrar tu voz ahogada en la desidia.
Y la mía obturada mal cogida arrasada por imberbes
elegantes
(IV)
Que sueñan ser
jardín y despiertan siendo espinas.
Toda la larva
sinuosa
los mal hadados
hijos de buenas familias
defecando sobre la
sagrada escritura del día a día
Estos traidores de lesa letra, podrán
asomarse a tu nombre, habitar el vacío y fulgor de tu
palabra, al acto de ser el otro, como rezas en un verso “escribe con pinceles
ajenos”. Amén de todas las desidias de la cárcel de luz del lenguaje, cruzarás,
“barrotes sin fuerza”. Muchacha probable te extiendo la mano desde la poesía.
Bibliografía Consultada
Benítez Vargas,
Ximena. Temporales en extramuros. Fondo Editorial IPASME,
Primera Edición,
Caracas, 2006.
Roger Herrera Rivas. Nació en Caracas, Venezuela en 1962.
Escritor, artista plástico y actor venezolano. Estudió en la Escuela de Artes
Plásticas Cristóbal Rojas y se licenció en el Instituto Superior de Teatro. Ha
publicado libros de poesía y teatro en 1997, culminado su postgrado en Gerencia
Cultural en la Universidad Experimental Simón Rodríguez en el año 1999..
Actualmente es profesor en la Universidad Bolivariana de Venezuela. Ha
publicado el estudio monográfico Apuntes sobre el Teatro y su doble (2001), y
los poemarios Fragmentos (1987). La crín de Dios (1996), Desadaptados (2000),
Elegías de Wölfing y Los balandros son dioses (2005). Obtuvo la mención del
premio Tomás Alfaro Calatrava (2000), auspiciado por el diario Antorcha y el
Ateneo de el Tigre.
Excelente trabajo. ¡Salud!
ResponderEliminarHola Hermes Dios te bendiga poeta hermano.
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