sábado, 19 de octubre de 2019

ENTREVISTA: Morella Jurado


MORELLA JURADO:
‘Todo anidar es una experiencia a la vida’.
La exposición ‘La Lógica del Colibrí,’ de Morella Jurado, en PDVSA LA ESTANCIA, reúne un representativo grupo de pinturas acrílicas de pequeño y gran formato, de la artista visual nacida en Caracas, Venezuela, en 1968. Nueve años de investigación han demostrado su amor y fervor por la creación alada. Aves, vuelos aéreos y visiones satelitales, ofrecen al espectador un escape al mundo civilizado o incivilizado en que vivimos.
Franklin Fernández.
F.F. -Comencemos por los pájaros. Dice el poeta Gustavo Pereira: ‘La muerte debe ser vencida / La miseria echada / Que haya pájaros en cada pecho’. ¿Qué forma alada se oculta en el corazón de Morella Jurado?
M.J. -Más que lo que oculta mi corazón, creo que mi aspiración es que anide en mi corazón. Toda vida es sagrada, y todo anidar es una esperanza a la vida. Así que el
acto del vuelo, es, no importa en qué alas.
F.F. -Tienes en el pájaro un símbolo de libertad. Y la analogía que oculta entre la sobrevivencia de un depredador o la fortaleza de resistencia de la presa. En ese contexto cazador-presa. ¿Qué papel juegan los espectadores?
M.J. -La meta es perdonarnos por no ser eurocéntricos. Digerir nuestra condición de otra manera de pensar y ser. Sin comparaciones minusválidas, ni visiones cíclopes. Si la obra, en su humildad, logra ayudarnos a aceptarnos en esa condición de distintos y bellos, fuertes y sabios, puedo ir tranquila al sepulcro.
F.F. -Una leyenda maya dice que el colibrí fue creado por los dioses a partir de una flecha tallada en una piedra de jade. Y su propósito fue el de ayudar a los dioses a llevar sus deseos de un lado a otro. ¿Qué sueños o deseos se ocultan en los colibríes de Morella Jurado?
M.J. -Toda obra de arte oculta la necesidad de que nos quieran. Yo pinto para que me amen. Y en este caso, el colibrí, que amasa su nido con su pecho, es una buena metáfora del trabajo de taller. Un acto arquitectónico hecho desde la sístole.
F.F. -En tu trabajo propones, ‘parir la pajaridad’ del vuelo humano para defendernos sin temor. ¿Crees realmente el vuelo sea la acrobacia ideal para defendernos sin temor?
M.J. -El vuelo es el vuelo. Naturalmente. El pájaro se posa y sabe de sus alas.
F.F. -En ese sentido, ¿no es el vuelo, en sí mismo, un trance defensivo? ¿Acaso no es escape, evasión, huida?
M.J. -El vuelo no es defensa, no es apareamiento. Así como la existencia del hombre y la mujer de nuestra América, no se define desde las aspiraciones del imperio. Comprendernos distintos nos hace dignos y concentrados en vivir.
F.F. -Algunas de tus obras nos sumergen en un vuelo satelital que nos ubica en el cielo, en el cosmos, allá arriba en lo alto. ¿Qué se siente pintar sobre las nubes?
M.J. -No pinto en las nubes. El vuelo, el pájaro y su aleteo, son pretextos dramáticos para contribuir con la basta inmanencia simbólica. Si a través de la pintura, alguien -uno sólo de los que llega a mirarla-, se conmueve, habrá valido la pena. Nunca hacemos nada desde las nubes, ni el astronauta mirando su ajeno planeta, deja de entender su existencia desde la frontera terrícola.
F.F. -Dices que la inmanencia del vuelo, la esencia del pájaro o la pajaridad del espíritu… nos vincula estrechamente con la poesía. O como diría Gustave Flaubert: ‘Desear convertirse en pájaro indica que se posee un alma poética’. ¿Hay algo de poesía en tus pinturas?
M.J. -Toda mi obra comienza y termina en la poesía. La imagen poética es la inspiración figurativa.
F.F. -Los títulos de tus pinturas, ¿juegan un papel poético fundamental? ¿Son poemas?
M.J. -Son inspiración en la imagen y una manera de darle traducción figurativa a la pintura. La poesía salva, y si mi obra y sus títulos poéticos contribuyen a que existan más personas leyendo poesía, no voy a escatimar en ello.
F.F. -Existen varios simbolismos espirituales que se relacionan con el vuelo y, fundamentalmente, con el anidamiento. Es poco común que un pájaro anide solo, pero en este gran nido que llamamos mundo, en vez de unirnos, nos estamos dividiendo. ¿Qué responderías?
M.J. -Como todo, depende de la mirada. El capitalismo como forma de organización ya colapsó. Estamos en la crisis de su despedida. La globalización si bien es epidérmica en su forma, permite sin lugar a dudas la distribución masiva de estímulos simbólicos con enormes y variados contenidos, a los que nunca hubiésemos tenido acceso. El ser humano no está separado, sabe del otro desde la dimensión simbólica, que al final es la única que verdaderamente importa. Los balseros del mediterráneo duelen y queman el alma de todos los comunes. No estamos separados, a lo que no hemos llegado es al acceso de las herramientas para cambiar lo que nos preocupa como civilización. Pero la realidad es terca, como diría Marx. Y en ese sentido, se advierten soluciones emocionales que se encadenan para la sobrevivencia. La sobrevivencia de la especie humana, es lo que desencadena un nuevo paradigma del estar en el mundo.
F.F. -‘La lógica del Colibrí’, la propuesta plástica que presentas en PDVSA LA ESTANCIA, se advierten esas soluciones emocionales a las que te refieres. La exposición fortalece la conciencia, el alma y el espíritu. Esa paradoja colonización-descolonización, las abordas con una sutileza y coherencia implacables. ¿Crees has desarrollado un escape de salvación o liberación? ¿O un mecanismo de protección para defendernos de los grandes depredadores?
M.J. -La única defensa a la que puede aspirar el arte, es a defendernos de nosotros mismos. Y desde ese lugar de los acontecimientos emocionales, transformarnos a un mejor mundo-nido.


Franklin Fernández. (Caracas, Venezuela, 1973). Licenciado en Artes Plásticas (2003), por el Instituto Armando Reverón (Iuesapar) actual Universidad Nacional Experimental de las Artes (Uneartes), en Caracas. Promotor cultural, egresado del Taller de Poesía del Celarg (1999). Ha publicado los libros El Señor de Barcelona (Textos sobre la obra de Régulo Martínez, Fundación Editorial El Perro y La Rana. Caracas, 2017); Silabario del Incierto (entrevistas a Juan Calzadilla, Fundarte, Alcaldía de Caracas. Caracas, 2015); Trizas (aforismos, 1998-2015. Libros El Albur. España, 2015). Poemas-Objeto: Cuerpo y textura de la poesía (Poesía-objetual, 1998-2008. Fundación Editorial El Perro y La Rana, Caracas, 2011); La Imagen Doble (entrevistas a artistas plásticos y poetas hispanoamericanos, Fundación Editorial El Perro y La Rana, Ministerio de la Cultura. Caracas, 2006); Simples (aforismos, Fundación Editorial El Perro y La Rana, Ministerio de la Cultura. Caracas, 2006); La Escritura y tú (aforismos, Sistema Nacional de Imprentas, Estado Anzoátegui, 2010); Breves (aforismos, Editorial El Pez Soluble. Caracas, 2000). Su trabajo ha sido publicado en diversas revistas y diarios nacionales e internacionales. Recibió, entre otros, el III Premio de la II Bienal de Artes Plásticas PDVSA Oriente Museo de Arte Contemporáneo de Cumaná (2013); Luis Luksic en el Gran Salón Nacional Mauro Mejías (Barcelona, Anzoátegui, 2012); Rafael Fucho Tovar de la X Bienal Nacional de Escultura Francisco Narváez (Porlamar, isla de Margarita, 2009); Rita Valdivia del Primer Salón Oriental Galería Pedro Báez (Barcelona, Anzoátegui, 2008); y el Gran Premio VI Salón Regional de Jóvenes Artistas de la Galería de Arte del Consejo Legislativo (Barcelona, Anzoátegui, 2001). Participó en el Décimo Festival Mundial de Poesía celebrado en Caracas (2013). Ha trabajado como especialista en Gestión Cultural (Artes Plásticas), en el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, estado Anzoátegui. Como presidente ad honorem del Ateneo ‘Miguel Otero Silva’ de Barcelona (2010-2016). Actualmente se desempeña como operario de la Imprenta Regional del Estado Anzoátegui (Fundación Editorial El Perro y La Rana). CONTACTO: brossamadoz@gmail.com