Lo cierto es que hay algo latente y muy interesante en el tejido social venezolano actual. Hay un poeta de moda, hay alguien de trascendencia en el espacio de la estupidez funcional que nos está acogotando entre lamentos y colas. Rafael Cadenas está siendo tomado en serio, aquí donde nada es ya tomado con la debida atención en vista de la trivialización de la inteligencia y la creación, al punto de hacer del arte algo así como un accesorio que no está en capacidad de mover ni conmover si detrás no está el hombre ideológico con su carga de justicia animosa y de anime que no arrima nada finalmente en la carrera por mantener a las mayorías en la sobrevivencia, entretenidos con clases magistrales de corsario populismo.
Rafael Cadenas quieran o no es parte de la conciencia crítica de este país. Es parte de un país descuartizado que trata de juntar sus partes con unos protagonistas que muchas veces juegan a meterle gol a su mismo equipo. A veces no sabemos quién es quién, porque el lenguaje, que es una de las grandes preocupaciones de Cadenas, también lo han trivializado al punto que estamos en estado de incredulidad permanente y creciente.
Todos queremos a Rafael Cadenas porque significa lo que nosotros no somos. Me explico, el poeta es desprendido al punto de rayar en la ingenuidad. El poeta no ha necesitado de sectas ni bandas que lo ensalcen, su obra habla y se mantiene sola. Esto viene al caso porque hay “poetas” que han pagado a editoriales españolas para que los publiciten. El poeta no sabe ni entiende el código de la adulancia; mucho menos sostiene el de la mentira porque ha vivido en primeros planos con sus diminutas victorias y sus muchas derrotas. Al poeta le duele con hondura este país. No ha hecho de su preocupación un acto económico ni mucho menos anda buscando un país porque sobrevive una claridad que está delante del mismo, tratando cada día ser más ciudadano, más persona y menos mediático a pesar que ya no se podrá salvar de ser una noticia que nos enaltece. Pero sobre todo el poeta es una lección permanente de humildad.
Días atrás le premiaron, una vez más. Se trata del Premio Federico García Lorca y lo maravilloso es que el jurado decidió a su favor por su obra directa, minimalista y exigente con la lengua. En otro aparte se lee que sus posturas suelen ser muy arriesgadas e incómodas con cualquier manifestación totalitaria del poder.
Los que piensan que el poeta está siendo crítico e implacable con los que nos gobiernan hoy están muy equivocados. Cadenas siempre ha estado en contra de todo poder y lo que sí se ha posesionado con ahínco en su vida es reconocer que lo que nos hará libres es la búsqueda incansable de democracia, entendiendo a la misma como una manera de vivir en libertad y paz.
Salve Dios al poeta, la demostración de llaneza y sencillez que nos hace sentirnos hoy más orgullosos de tenerlo vivo y pensando en un país mejor.
Fuente: Diario Correo del Caroní
Fuente: Diario Correo del Caroní
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