domingo, 22 de julio de 2018

Funesta celebración


Funesta celebración

GIOCONDA BELLI
Este 19 de Julio de 2018, estoy en una Nicaragua muy distante a la de aquella fecha que hoy se celebra. Cada uno de estos 39 años, he empezado el día recordando a mis amigos muertos. La sensación de pérdida de tanta gente buena e idealista caída en la lucha contra la dictadura somocista sigue doliendo como aquel 19 de Julio de 1979 cuando vestida de verde olivo, con mi pañuelo rojinegro al cuello, recorrí en la trasera de un camión la Managua jubilosa. Lloré mucho recorriendo las calles llenas de gente que nos vitoreaba. Lloré por todos los que no verían ese sueño cumplido. Hoy, en cambio, siento alivio de que no llegaran a ver lo que ha pasado con su revolución. Desde el 18 de abril, los nicaragüenses hemos vivido lo que jamás debió repetirse.

Foto del diario "EL NUEVO DIARIO"
En 2007, cuando Daniel Ortega ganó las elecciones, muchos de sus compañeros de antaño, que conocíamos en carne propia su capacidad de intriga y su filosofía de que el fin justifica los medios, temimos su llegada al poder. Llegó por medio de pactos, vestido de blanco, casado por la Iglesia y hablando como un converso. Hizo lo que consideró necesario para persuadir al electorado de que ya no era el mismo. Se envolvió en las consignas que su esposa acuñó inspirada en su pasado hippie: paz y amor y la canción Give peace a chance de los Beatles con otra letra: “Lo que queremos es trabajo y paz”. El truco le funcionó. Ganó y logró amansar y hasta seducir al gran capital. Usó discrecionalmente la ayuda millonaria venezolana para consolidar con programas asistenciales una masa votante.

Durante 11 años, pareció invencible. Logró dividir a la oposición, impidió con argucias legales la participación de partidos legítimos y dominó el poder electoral para obtener resultados favorables. Pero todo el maquillaje, el ropaje, cayó cuando tuvo que enfrentar las consecuencias de la brutal represión con que intentó acallar las protestas del 18 de abril. En tres días, 23 personas, estudiantes la mayoría, fueron asesinados. Nicaragua conmovida despertó y mostró el descontento que calló durante 11 años. De las grandes ciudades a los pequeños pueblos, la protesta contra un decreto derivó en un grito unánime: “Que se vayan”.

Inicialmente sorprendido, se mostró conciliador. Llamó a un diálogo con la mediación de la Conferencia Episcopal y dejó correr la euforia de la población que por unas semanas se sintió capaz de convencerle de que debía marcharse, que debía dejar su ambición de perpetuarse en el poder o de instalar otra dinastía a través de su esposa, la vicepresidenta. Pero el verdadero Daniel Ortega no resistió mucho tiempo el desafío. Mientras el diálogo le ganaba tiempo, él se preparó para aplastar la rebelión. Sistemáticamente, pueblo por pueblo, con un ejército de paramilitares encapuchados, dominó, sin reparar en el costo humano, las barricadas que el pueblo levantó. Contra morteros, hondas, piedras y unas pocas pistolas artesanales, arremetió con armas de guerra.

En tres meses más de 300 nicaragüenses, en su mayoría hombres jóvenes, murieron asesinados. Otro tanto ha sido detenido y acusado sin debido proceso. Hay cientos de heridos y desaparecidos. Y la cuenta sube a diario. Aunque él evade su responsabilidad, el pueblo ha filmado con sus teléfonos los atropellos y sabe quién es el responsable. La condena de la comunidad internacional tardó pero llegó al fin. 21 países representados en la OEA condenaron su actuación el pasado miércoles 18 de Julio. Este 19 en la plaza, sin embargo, en la celebración del 39 aniversario, ignoró los muertos del pueblo.

Leyó solamente los nombres de los pocos policías caídos en la ola de violencia que él mismo desató. Acusó a los sacerdotes de golpistas, de guardar armas. Demonizó a quienes se le oponen llamándolos satánicos, terroristas y delincuentes. Calificó de golpe la rebelión, la atribuyó a intereses externos. Flanqueado en la tarima por invitados de Cuba y Venezuela, repitió su discurso de paz y llamó a sus partidarios a defender esa paz mortífera a toda costa. La rebelión ha amainado, reducida a sangre y fuego, pero él, como el cuento de Anderson, El traje nuevo del emperador, ha quedado desnudo, ha revelado su esencia de dictador ante su pueblo atribulado y el mundo.
Gioconda Belli Fotografiada por Yuri Valecillo

sábado, 21 de julio de 2018

Cadenas



    Conocí a Rafael Cadenas en el año 1985 en la Escuela de Letras, ese año le habían concedido el Premio Nacional de Literatura. Estaba sentado leyendo en un pupitre cuando le interrumpí para felicitarlo y a la vez pedirle me autografiara una reedición de su Cuadernos del destierro que le había comprado a uno de esos truhanes que montan sus ventorrillos ilustrados en la avenida Lecuna, y a quienes hay que regatearles por aquello de que te lo venden más caro que en los establecimientos de libreros. De nuestro encuentro no salió nada especial, tan es así que lo recuerdo como si fue ayer, de frío y distante.

    Ante mí estaba un hombre sufrido por la dificultad de respirar y un hastío por el mundo externo que lo manifestaba a través de su silencio. Allí hice mío aquello que me recalcó el poeta Ludovico Silva: “Cuando admires a alguien evita conocerlo para que sigas creyendo en él”. Lo que sí me quedó clarísimo es que su poema Derrota es un acto de desprendimiento desgarrador que lo ha intentado emular sin éxito. La voz de Cadenas siempre se notará en cualquier esquina o calle de nuestra literatura y más allá, como se dice en los cenáculos literatosos: “Cadenas es Cadenas”, y no hay vuelta atrás ni de tuerca.
Lo cierto es que hay algo latente y muy interesante en el tejido social venezolano actual. Hay un poeta de moda, hay alguien de trascendencia en el espacio de la estupidez funcional que nos está acogotando entre lamentos y colas. Rafael Cadenas está siendo tomado en serio, aquí donde nada es ya tomado con la debida atención en vista de la trivialización de la inteligencia y la creación, al punto de hacer del arte algo así como un accesorio que no está en capacidad de mover ni conmover si detrás no está el hombre ideológico con su carga de justicia animosa y de anime que no arrima nada finalmente en la carrera por mantener a las mayorías en la sobrevivencia, entretenidos con clases magistrales de corsario populismo.
Rafael Cadenas quieran o no es parte de la conciencia crítica de este país. Es parte de un país descuartizado que trata de juntar sus partes con unos protagonistas que muchas veces juegan a meterle gol a su mismo equipo. A veces no sabemos quién es quién, porque el lenguaje, que es una de las grandes preocupaciones de Cadenas, también lo han trivializado al punto que estamos en estado de incredulidad permanente y creciente.
Todos queremos a Rafael Cadenas porque significa lo que nosotros no somos. Me explico, el poeta es desprendido al punto de rayar en la ingenuidad. El poeta no ha necesitado de sectas ni bandas que lo ensalcen, su obra habla y se mantiene sola. Esto viene al caso porque hay “poetas” que han pagado a editoriales españolas para que los publiciten. El poeta no sabe ni entiende el código de la adulancia; mucho menos sostiene el de la mentira porque ha vivido en primeros planos con sus diminutas victorias y sus muchas derrotas. Al poeta le duele con hondura este país. No ha hecho de su preocupación un acto económico ni mucho menos anda buscando un país porque sobrevive una claridad que está delante del mismo, tratando cada día ser más ciudadano, más persona y menos mediático a pesar que ya no se podrá salvar de ser una noticia que nos enaltece. Pero sobre todo el poeta es una lección permanente de humildad.
Días atrás le premiaron, una vez más. Se trata del Premio Federico García Lorca y lo maravilloso es que el jurado decidió a su favor por su obra directa, minimalista y exigente con la lengua. En otro aparte se lee que sus posturas suelen ser muy arriesgadas e incómodas con cualquier manifestación totalitaria del poder.
Los que piensan que el poeta está siendo crítico e implacable con los que nos gobiernan hoy están muy equivocados. Cadenas siempre ha estado en contra de todo poder y lo que sí se ha posesionado con ahínco en su vida es reconocer que lo que nos hará libres es la búsqueda incansable de democracia, entendiendo a la misma como una manera de vivir en libertad y paz.
Salve Dios al poeta, la demostración de llaneza y sencillez que nos hace sentirnos hoy más orgullosos de tenerlo vivo y pensando en un país mejor.

Fuente: Diario Correo del Caroní

miércoles, 18 de julio de 2018

Deber de un madurista


Deber de un madurista

Yuri Valecillo 
Autorretrato


La república se encuentra en la miseria, desesperanzada, los chicos dicen que no se quedaran fuera como intentado agarrase a los recuerdos de niños,  en la nación una aspirina se convirtió en un objeto de lujo, una cerveza en algo suntuario, un cartón de huevos en una fantasía, la ropa limpia con detergente en una quimera. Pero entonces hasta ayer en la tarde el madurista habló del caracazo como un acto de rebeldía justificada por el hambre, el desempleo y la corrupción.
Nunca tanta hambre como hoy, nunca tanto desempleo, nunca tanta corrupción, pero hoy salir a la calle como el 27 de febrero de 1989 es GUARIMBA, en la Venezuela madurista el arte del deber es justificar. Justificar lo que ayer combatimos y entonces aparece el militante, el chico con doctorado en una universidad autónoma, algún graduado, que se ganaron el doctorado en esas universidades que ellos señalan de ser apéndices de la burguesía, aunque los parias estudiaron ahí.
Y van inventando su glosario portátil para justificar cualquier cosa, así como los nazis justificaron y justifican la limpieza étnica, o los estalinista el realismo socialista o los GULAG, así como los adecos no hablaban de bandas de gamberros. También como el Estado de Israel justifica el asesinato de hombres mujeres y niños palestinos o como Pinochet colocaba su gobierno como defensor de la democracia aun siendo un militar golpista.
Bien un glosario pequeño y simple, para un madurista las cosas son así:
PROTESTA SOCIAL  / GUARIMBA

CORRUPCION ADMINISTRATIVA/ INVERSION REVOLUCIONARIA
MEDIOS DE COMUNICACIÓN / EXCESO DE LIBERTAD DE XPRESION
DESEMPLEO / ESTADO DE OCIO
DIASPORA HUMANA / DESAMOR A LA PATRIA
GASTO SUNTUARIO DE SU DIRIGENCIA / NECESIDAD DE PROTOCOLO
QUIEBRAS DE EMPRESAS DEL ESTADO / NUEVA CONDUCTA ADMINISTRATIVA
JUICIOS MILITARES A CIVILES (INCOSTITUCIONALES) / DESARROLLO DE UNA NUEVA JUSTICIA
DEVALUACIÓN DEL BOLÍVAR/ NUEVA POLÍTICA MONETARIA
PERSECUSIÓN A LA DISIDENCIA / CONFORMACIÓN DEL ESPÍRITU PATRIÓTICO
ABANDONO DE LAS CIUDADES / LUCHA POR EL PODER COMUNAL
ABANDONO DEL PODER COMUNAL / MOMENTO POLÍTICO NO CONVENIENTE
CIERRE DE PERIÓDICOS / BATALLA POR LA CONSERVACIÓN DEL MEDIO AMBIENTE Y BOSQUES
SALARIOS DE 2 DOLARES MENSUALES / TIEMPOS DIFÍCILES PARA TODOS
BAJA DE LA PRODUCCIÓN PETROLERA / BATALLA FRONTAL AL RENTISMO PETROLERO
INSEGURIDAD PUBLICA / PREPARACIÓN PARA RESISTIR LA  INVASIÓN IMPERIAL
HIJOS DE LA DIRIGENCIA ESTUDIANDO EN AUSTRALIA / AMOR A LOS CANGUROS
DESAPARICIÓN  DE DIRIGENTE SOCIALES / DE ESO NO SE HABLA
MATRACA, MORDIDA POR SACAR UN PASAPORTE/ BATALLA POR LA IDENTIDAD
En Venezuela amigos@s del mundo se violan a diario los derechos humanos, tenemos un pueblo que lucha contra la ignominia. Nicolás Maduro es simplemente un Pinochet tropical, se violan los derechos humanos y la diáspora de venezolan@s en el exterior alcanza el número de millones.
Las cifras de desnutridos es alarmante, en los pueblos indígenas las enfermedades evitables como el sarampión diezman a la población, en las escuelas la deserción escolar alcanza cifras que sobrepasan el 30%, las universidades públicas y privadas cierran carreras frente a la ausencia de alumnos y la represión política crece en todos los pueblos, caseríos y ciudades, se cierran o se asfixian medios de comunicación impresos, amenazan de manera cotidiana a las radios y televisoras o tumban los medios de redes públicas.
En la Venezuela madurista la inseguridad personal es cotidiana y sus ciudades están entre las más peligrosas del mundo,  el campo venezolano esta abandonado, sin siembra y aunque el Estado monopoliza los insumos (semillas, fertilizantes, abonos, maquinaria) la carencia de los mismos es impresionante, la industria petrolera motor de la nación durante muchos años hoy produce menos del 40% de lo que llego a producir, la persecución de los servicios de inteligencia, seguimiento y amenazas veladas contra medios de comunicación de cualquier signo político (mientras no sea del gobierno) es cotidiana. La pérdida de la confianza en los hasta ayer hermanos esta fracturada por el hambre y el miedo.
Notas a pie de página: Venezolan@ en donde estés habla con tus vecinos, envía cartas, mail, enlaces a los creadores de opinión pública del país donde te encuentres, denuncia lo arbitrario del gobierno madurista, y no descuides  a los tuyos cada centavo que envíes desde el exterior cuenta. HOY MAS QUE NUNCA / RESISTIR ES VENCER.

lunes, 16 de julio de 2018

Biografías Pórtatiles (6): Yuri Valecillo


 Yuri Valecillo 

José Carlos De Nóbrega 

Fotógrafo, promotor cultural y articulista nacido en Valencia, la de Venezuela, el año 1961. El arte fotográfico de Valecillo no deslinda lo estético de la inmediatez realista del reportero gráfico militante. Se publica esta primera semana de mayo de 2018, como complemento justo y necesario a la de Carlos Yusti, su amigo y cómplice en el arte y la vida. 


La gente como epicentro
Yuri Valecillo es un fotógrafo de radio no sólo local sino latinoamericano. Su ojo reporteril y artístico de raza ha compuesto imágenes fotográficas en Valencia-Venezuela, Ciudad de México, La Habana, Ecuador, Caracas, París, Curazao y el Caribe, entre muchas locaciones. Ha incursionado en el retrato, el autorretrato, el cuadro de costumbres y el mural épico con un sentido rebelde que excede la agitación propagandística. Incluso su serie sobre los graffitis, afiches o pintas que estampan estupendos aforismos gráficos y frases políticamente incorrectas, se circunscriben a un metadiscurso artístico sin pretensiones egóticas ni academicistas.



Valecillo –tal como lo puede testificar su socio amistoso y cómplice, el escritor Carlos Yusti- convirtió su mirada punzante del entorno en una cámara fotográfica despiadada, rebelde y sin concesiones. Desde los restos coloniales de la decadente y perniciosa ciudad industrial de Valencia, pasando por el ensayo sociológico comprometido y publicado por el reportero gráfico en diarios y revistas de América Latina, hasta el diálogo con el mural polifónico que es la Ciudad de México (en donde reside hoy), son las experiencias viajeras que han desarrollado el ojo salvaje del fotógrafo Yuri Valecillo.


Invitación de exposición en México DF
Entre las exhibiciones fotográficas de Yuri Valecillo (que exceden las cuarenta) destacan Cubarde, Punto Rojo (2007), Re/misiones (2009, con poemas de Mario Guzmán), Divino y Profano (2010) y Mexicanidades… Ellos y nosotros (2014). Incluso realizó una performance en el río Cabriales de Valencia-Venezuela, consistente en recorrer sus aguas contaminadas en una embarcación improvisada. A tal respecto, comentó el poeta Luis Alberto Angulo: “Me parece que es una protesta legítima, valiente, que tiene que ver con toda esta discusión que se está planteando no solamente en el terreno de la política, sino en el terreno de la cultura” (ello en sus implicaciones ambientales, ecológicas, sociológicas y estéticas).   

Los fotógrafos Yuri Valcillo Y Paolo Gasparini

Si bien nuestro amigo y retratista Yuri ha sido editor de publicaciones como Genio y Figura circunscritas a la fotografía y la literatura, además de dictar cursos de fotografía en la UNAM, asesorar en materia de imagen a diversas organizaciones de aquí y allá, y colaborar en proyectos editoriales como Rostro y Poesía (Universidad de Carabobo, 1996) del poeta Luis Alberto Angulo, siempre se impone esa vocación muy suya por un arte fotográfico que reivindique a la ciudadanía sufriente de a pie


La protesta y el arte como arma social


Para finalizar esta aproximación biográfica, he aquí un comentario nuestro a un libro suyo reciente publicado por Arte Literal:



La realidad confrontada. Itinerario fotográfico de Yuri Valecillo. Libro digital de fotografía de Yuri Valecillo bajo la curaduría y con textos de Carlos Yusti, publicado por el suplemento “Arte Literal” de Valencia. Esta rareza editorial no sólo complementa el Dossier fotográfico que la revista “Zona Tórrida”, n° 43, dirigida por el poeta Luis Alberto Angulo, dedica a este singular reportero gráfico, sino también completa un proyecto inédito propuesto por el ensayista José Carlos De Nóbrega que no fue aprobado en otras instancias. Revisando a varios comentaristas de su trabajo (Carlos Ochoa, Laura Antillano, Pedro Téllez, Angulo, De Nóbrega y Yusti), tenemos que Valecillo recorre América Latina, sus rostros y paisajes, manejándose con gran pericia en los géneros fotográficos del retrato, el reportaje gráfico, el cuadro crítico de costumbres y el mural épico con una naturalidad opuesta a la placa intervenida, el amarillismo y los efectos distractores de la mirada, tanto del que toma la foto como del que la recibe en un acto solidario y conmovido.
El escritor Carlos Yusti y Yuri Valecillo

El autor fotografiado por Yuri

 Fuente: Ciudad VLC

sábado, 14 de julio de 2018

El arte entre la farsa y la inutilidad


El arte entre la farsa y la inutilidad


Carlos Yusti

A manera de burla e ironía escribí un folleto-panfleto sobre arte conceptual y efímero. Era una especie de catálogo con obras artísticas ultracontemporáneas y allí estaba una obra conceptual-efímera a la que titulé desierto; consistente en algo así: Con arena bastante fina de playa o río haga varios montoncitos distribuidos en la sala. Luego con una pala y una brocha recolecte los montoncitos en una bolsa plástica con cierre hermético y obsequie a los espectadores. Incluso hice un boceto torpe de la obra.


Esto viene a cuento debido a que mirando The Square (el cuadrado): La farsa del arte, me encuentro con la obra en la una de las primeras escenas la película. La comedia dirigida y escrita por Ruben Östlund está basada en situaciones y hechos que vivió el director.

Hoy el arte actual parece responder a la impericia en el manejo de las técnicas artísticas más elementales, sin mencionar que un buen número de farsantes, que contratan a una tropa de terceros para hacer las obras, se ha instalado en las salas de museos (y galerías de arte) en el mundo para convertir la actividad artística en una farsa cómica, pero que se reviste de mucha seriedad y pompa para que el dinero no deje de marcar la pauta y la orientación estética.

Esta película The Square: La farsa del arte retoma una pregunta que ya es un cliché: ¿para qué sirve el arte? La respuesta se lee entre líneas en la cinta y para ello apela al absurdo cruel de la vida cotidiana y en la que el arte parece no tener sentido en una sociedad sin justicia social o cuando se esquiva la responsabilidad para alcanzarla. El personaje central Christian, que funge como curador de un museo de arte contemporáneo, se ve inmerso en un conjunto de situaciones burlescas.

La película es como un pequeño rompecabezas en donde las piezas van presentado momento cómicos e irónicos para desnudar no sólo ese mundo hipócrita, y a veces ignorante, del arte, sino de la condición humana atrapada en el absurdo con una realidad retorcida, en absoluto aséptica, compleja, plena de ajetreo y estrés tan alejada de la tranquilidad y la serenidad que se respira en cualquier museo.

Los famosos ladrillos de Carl Andre
A Grosso modo la cinta narra las vicisitudes de Christian (Claes Bang) que es el curador de arte de un museo y cuya vida se ve alterada por el robo de su celular. El autor del robo vive en un edificio repleto de migrantes de medio oriente. Este suceso, su relación fugaz con una periodista y la susodicha nueva exhibición, denominada el cuadrado, que prepara el museo, para gastar un buen dinero donado por una fundación, cuya publicidad es una campaña viral ideada por dos alelados relacionistas públicos, se podrían considerar como los elementos centrales de este relato que busca hacernos ver, como lo dice el título en español, la farsa que puede ser el arte y las personas que viven alrededor de ese tinglado irrisorio que publicita obras de arte en realidad infames.

Hay dos secuencias de la película que se podrían tomar como metáforas puntillosas sobre la piratería pedante ( o ignorancia con ínfulas) del arte en la actualidad. En una escena se ve como unos obreros con una grúa remueven una estatua ecuestre, de seguro un personaje histórico, un tanto clásica de bronce. Por impericia la escultura se cae y el personaje pierde la cabeza. La pieza queda prácticamente destruida para dar paso a un cuadrado luminoso que se cincela en los adoquines donde antes estuvo la estatua. La nueva obra vanguardista, no ejecutada por la artista, sino por los mismos obreros que destrozaron la estatua. En la otra escena tenemos a una periodista que le pregunta al curador sobre algo que leyó en el sitio web del museo: “Sí. 30 y 31 de mayo. "Exhibición/No exhibición. Una conversación vespertina que explora la dinámica... de lo 'exhibible' y la construcción de lo público... según las nociones de 'sitio' y 'no sitio' de Ruben Smithson. Del no sitio al sitio, de la no exhibición a la exhibición, ¿Cuál es la temática de la exhibición/no exhibición... en los momentos atestados de mega exhibición". Por supuesto al curador todo ese galimatías lo toma desprevenido. Quizá el arte actual sea hoy sólo eso: una jerga pomposamente incomprensible que intenta dar sustento intelectual a obras de dudosa calidad, tanto imaginativa como creativa.


La basura de Ivan da Silva Pedantowski
Se puede asegurar que el arte no es lo que está en crisis, sino la espiritualidad del hombre. El arte actual (una grieta en una sala de turbinas, un grupo de ladrillos en el piso, avisos luminosos adosados a los muros, una ratonera pintada en una pared, una montaña de basura en el piso, cajas de cartón en imperfecto equilibrio, etc.)  se cotiza hoy a buen precio, pero el monto no decide si una obra es trascendente o no. De seguro se le colocan precios estratosféricos a las obras de arte para darles alguna sustancia de peso, pero en un mundo donde todo se compra y donde todo se vende, como un gran perolero en un estacionamiento, ya se sabe.

Obra de Martin Creed
Como no coincidir con el escritor Paul Auster que escribe sobre la inutilidad del arte: “En otras palabras, el arte es inútil, al menos comparado con, digamos, el trabajo de un fontanero, un médico o un maquinista. Pero ¿qué tiene de malo la inutilidad? ¿Acaso la falta de sentido práctico supone que los libros, los cuadros y los cuartetos de cuerda son una pura y simple pérdida de tiempo? Muchos lo creen. Pero yo sostengo que el valor del arte reside en su misma inutilidad; que la creación de una obra de arte es lo que nos distingue de las demás criaturas que pueblan este planeta, y lo que nos define, en lo esencial, como seres humanos. Hacer algo por puro placer, por la gracia de hacerlo.”


Hitler quiso ser pintor, pero fue rechazado por los académicos del arte, quizás si lo hubiesen admitido el mundo sólo se habría llenado de mamarrachos pintados por un tal artista llamado Hitler y evitado así una guerra y el horror de la campos de exterminio nazis. Ironías aparte en el arte actual hay mucho incompetente haciéndose pasar por artista, mucho todero con ínfulas tratando, como dijo Rafael Bolívar Coronado, sólo de quitarle la telaraña a las muelas. Vendo un van Gogh a buen precio.
La famosa obra de la cinta