Cuerpo y Resurrección
en Juan Loyola
Roger Herrera Rivas
Introito
Pier Restany el celebrado crítico francés,
hace años se dignó a escribir sobre el desaparecido artista de la Performance
art, Juan Loyola. Puedo evocar que en aquellos años yo, aún no había ingresado
a la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas y apenas en el 1983 realice, lo
que podría denominar mi primer performance, bajo la dirección de Sonia Vaamonde
en el Ateneo de Caracas. Trataba el hilo argumental en torno a un saltimbanqui
que en medio de sus giros iba a la par de un redoblante escarneciendo a la
burocracia y poder cultural del Estado. Al finalizar la acción me elogió Carlos
Giménez. Ya en 1986 logre ingresar a la Escuela y desde ese instante no pare de
plantearme el problema de la acción perfomántica o la acción lúdico-social en el happening como un eco
iluminado por la “emisión fonética” o la
palabra desplazada por la energía corporal propuesta por Antonin Artaud.
Retornando al cuerpo resurrecto de Loyola,
nos avizora Restany en su escrito que la expresión de Juan. “Es también la
divergencia conciencia aguda de la re-colectiva de una generación. La crisis de
identidad latinoamericana se expresa a través de toda la gama de denuncias
individuales y colectivas de la injusticia social”¹ Juan Loyola es quizás en la
vario pinta gama de artistas nacionales un outsider, un solitario desmedido,
sobre todo en sus primeros años el estado Nueva Esparta y sus inicios en
Caracas. Él fue objeto de la violencia y la opresión social que denunciaba, aún
puedo cristalizar en mi memoria que un ex gobernador de Margarita, ordenó
caerle a golpes con la policía—supuestamente—porque insultaba la bandera
nacional.
Precisamente refiriéndose a la espiral de la
violencia en Venezuela, el crítico Restany nos dice “La
paradoja desarrolla su propia lógica, a la desmesura de la opresión corresponde
la desmesura de la rebelión y del rechazo, a través de sus acciones, de sus
presentaciones, sus manifiestos.” Lo cual aclara que al vórtice de la violencia
opresora se responde con mayor violencia por parte de los oprimidos. Loyola se hizo acreedor en
estos años el mote de líder y de mártir al concebir en su trabajo re-significar
los colores de la bandera, arropándose con ella
su cuerpo mientras era martirizado por los gendarmes o bien
interviniendo autos, objetos y piedras con el fin de hacer del signo una simultaneidad
de códigos visuales y acontecimientos al ojo sensible del espectador.
Juan nos prestó su cuerpo nos donó en cada
acción el receptáculo de todas las miserias humanas. Para dar pie con ímpetu
subversivo de signos que hurgaban un reacomodo espacial de un cuerpo que re-significa su comportamiento
tácito, humilde y ciudadano a un cuerpo subjetivado en alcanzar a través del
gesto y la denuncia gráfica denotaciones y connotaciones alejadas de los
paradigmas formales de las instituciones museísticas y de
la crítica formal y ramplona del Estado.
Juan Loyola permea la forma en el espacio
con la línea que sólo el cuerpo podrá suscitar, con los sonidos que sólo el
cuerpo puede expeler, con la grafía, el
color y la palabra qué sólo él descubriría en sí y para sí. Un poco para
resucitar entre nosotros cada vez que
observamos futilezas y desmanes, donde se gastan millones de bolívares en
maquillajes exóticos y vitrinas de cuerpos que nada dicen porque han muerto
como significante que nada harán porque fallecieron como referentes .Cuerpos estultos
inútiles que sólo están allí para mostrar la extraordinaria renta petrolera:
Empero, no acusan, no denuncian, no traman, no conspiran como Juan Loyola con
su grito atrapado en el culo.
Presto para realizar el acontecimiento,
preparado para la acción de acometer una y otra vez la denuncia a los poderes
establecidos; a los corruptos, a los malsanos a los que no quieren al país.
Juan Loyola es la piel de la poesía revestida en la acción.
Estado y acción violenta= Loyola y acción Voz-corpórea
En 1982, fue bombardeada Cantaura población
del estado Anzoátegui. Los medios oficiales dijeron que fue atacada y exterminada una columna guerrillera. De
igual modo, cuatro años después caen en Yumare, estado Yaracuy, nueve
ciudadanos adscritos a un grupo armado La Corriente Histórico Social. Aquí
fueron violadas todas las reglas, se asegura que primero fueron capturados por
miembros de la policía política DISIP y luego de ser torturados, todos
recibieron tiros de gracia. Es este un poco el contexto donde logra destacarse
la obra de Juan Loyola. Ante las acciones brutales por parte del
Estado nuestro artista de la acción e intervención de los espacios,
realizaba sus performance con la mayor certeza y disponibilidad. Aún lo recuerdo conversando con nosotros (algunos
alumnos) de la EAVCR interesados en su particular manera de denunciar y
accionar; otras veces nos reuníamos con él en su apartamento en el Complejo
Habitacional Parque Central. Logre ver varia acciones suyas, rememoro una en el
Ateneo de Caracas, en la década del 80`.
Luego colaboramos con su propuesta cuando se atrevió a denunciar al Fondo
Monetario Internacional FMI. Al
imponernos el paquete económico y la deuda impagable a los pueblos de América Latina y el tercer mundo. A Loyola,
le acompañaron los jóvenes Torkins Delgado y José Gregorio Castro y otros. De
Torkins sé que se dedicó durante años a la performance como en mí caso. José Gregorio Castro, creo
que hoy día concursa para ser Doctor en Arte en IUP Pedagógico de Caracas: José
Gregorio Vaamonde se dedica a las artes plásticas y del fuego. Al resto les he
perdido la pista.
Opúsculo
"Venezuela tú me dueles demasiado" Juan
Loyola
Pinturas videos fotografías, poemas. Gira
nacional, 1991.
“El arte es una orquesta sinfónica de
sentimientos, que habla a través de una piel creada, para inmortalizar los
instantes de un ser, que desnudo se entrega a la nada.” J Loyola. Loyola
expresa desde el corpus de su obra la simbología de un país, un territorio, un
pueblo en crisis. Primero de valores, segundo ahogado en una retórica vil y
palaciega, cuya abyección y mentira
produjo el caos del Caracazo o Guarenazo en
1989. Y desde ese exabrupto Juan Loyola el artista, propone una denuncia
sin igual: Se rebela como creador sudamericano y nos revela nuestros sueños y
deseos configurados en significantes, símbolos y signos que alimentan nuestra
identidad.
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