domingo, 19 de junio de 2016

Cuerpo y Resurrección en Juan Loyola


                   Cuerpo y Resurrección en   Juan Loyola


Roger Herrera Rivas




Introito

Pier Restany el celebrado crítico francés, hace años se dignó a escribir sobre el desaparecido artista de la Performance art, Juan Loyola. Puedo evocar que en aquellos años yo, aún no había ingresado a la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas y apenas en el 1983 realice, lo que podría denominar mi primer performance, bajo la dirección de Sonia Vaamonde en el Ateneo de Caracas. Trataba el hilo argumental en torno a un saltimbanqui que en medio de sus giros iba a la par de un redoblante escarneciendo a la burocracia y poder cultural del Estado. Al finalizar la acción me elogió Carlos Giménez. Ya en 1986 logre ingresar a la Escuela y desde ese instante no pare de plantearme el problema de la acción perfomántica o la acción  lúdico-social en el happening como un eco iluminado por la “emisión fonética”  o la palabra desplazada por la energía corporal propuesta por  Antonin Artaud.

Retornando al cuerpo resurrecto de Loyola, nos avizora Restany en su escrito que la expresión de Juan. “Es también la divergencia  conciencia aguda de la  re-colectiva de una generación. La crisis de identidad latinoamericana se expresa a través de toda la gama de denuncias individuales y colectivas de la injusticia social”¹ Juan Loyola es quizás en la vario pinta gama de artistas nacionales un outsider, un solitario desmedido, sobre todo en sus primeros años el estado Nueva Esparta y sus inicios en Caracas. Él fue objeto de la violencia y la opresión social que denunciaba, aún puedo cristalizar en mi memoria que un ex gobernador de Margarita, ordenó caerle a golpes con la policía—supuestamente—porque insultaba la bandera nacional.

Precisamente refiriéndose a la espiral de la violencia  en  Venezuela, el crítico Restany nos dice “La paradoja desarrolla su propia lógica, a la desmesura de la opresión corresponde la desmesura de la rebelión y del rechazo, a través de sus acciones, de sus presentaciones, sus manifiestos.” Lo cual aclara que al vórtice de la violencia opresora se responde con mayor violencia por parte  de los oprimidos. Loyola se hizo acreedor en estos años el mote de líder y de mártir al concebir en su trabajo re-significar los colores de la bandera, arropándose con ella  su cuerpo mientras era martirizado por los gendarmes o bien interviniendo autos, objetos y piedras con el fin de hacer del signo una simultaneidad de códigos visuales y acontecimientos al ojo sensible del espectador.

Juan nos prestó su cuerpo nos donó en cada acción el receptáculo de todas las miserias humanas. Para dar pie con ímpetu subversivo de signos que hurgaban un reacomodo espacial de  un cuerpo que re-significa su comportamiento tácito, humilde y ciudadano a un cuerpo subjetivado en alcanzar a través del gesto y la denuncia gráfica denotaciones y connotaciones alejadas de los paradigmas formales de las instituciones museísticas  y  de la crítica formal y ramplona del Estado.

Juan Loyola permea la forma en el espacio con la línea que sólo el cuerpo podrá suscitar, con los sonidos que sólo el cuerpo puede expeler, con  la grafía, el color y la palabra qué sólo él descubriría en sí y para sí. Un poco para resucitar entre nosotros cada  vez que observamos futilezas y desmanes, donde se gastan millones de bolívares en maquillajes exóticos y vitrinas de cuerpos que nada dicen porque han muerto como significante que nada harán porque fallecieron como referentes .Cuerpos estultos inútiles que sólo están allí para mostrar la extraordinaria renta petrolera: Empero, no acusan, no denuncian, no traman, no conspiran como Juan Loyola con su grito atrapado en el culo.

Presto para realizar el acontecimiento, preparado para la acción de acometer una y otra vez la denuncia a los poderes establecidos; a los corruptos, a los malsanos a los que no quieren al país. Juan Loyola es la piel de la poesía revestida en la acción.


Estado y acción violenta= Loyola y acción Voz-corpórea



En 1982, fue bombardeada Cantaura población del estado Anzoátegui. Los medios oficiales dijeron que fue atacada  y exterminada una columna guerrillera. De igual modo, cuatro años después caen en Yumare, estado Yaracuy, nueve ciudadanos adscritos a un grupo armado La Corriente Histórico Social. Aquí fueron violadas todas las reglas, se asegura que primero fueron capturados por miembros de la policía política DISIP y luego de ser torturados, todos recibieron tiros de gracia. Es este un poco el contexto donde logra destacarse la obra de Juan Loyola. Ante las acciones brutales por parte del  Estado nuestro artista de la acción e intervención de los espacios, realizaba sus performance con la mayor certeza y disponibilidad.  Aún lo recuerdo conversando con nosotros (algunos alumnos) de la EAVCR interesados en su particular manera de denunciar y accionar; otras veces nos reuníamos con él en su apartamento en el Complejo Habitacional Parque Central. Logre ver varia acciones suyas, rememoro una en el Ateneo de Caracas, en  la década del 80`. Luego colaboramos con su propuesta cuando se atrevió a denunciar al Fondo Monetario Internacional FMI.  Al imponernos el paquete económico y la deuda impagable a  los pueblos de  América Latina y el tercer mundo. A Loyola, le acompañaron los jóvenes Torkins Delgado y José Gregorio Castro y otros. De Torkins sé que se dedicó durante años a la performance  como en mí caso. José Gregorio Castro, creo que hoy día concursa para ser Doctor en Arte en IUP Pedagógico de Caracas: José Gregorio Vaamonde se dedica a las artes plásticas y del fuego. Al resto les he perdido la pista.

Opúsculo

"Venezuela tú me dueles demasiado" Juan Loyola
Pinturas videos fotografías, poemas. Gira nacional, 1991.

“El arte es una orquesta sinfónica de sentimientos, que habla a través de una piel creada, para inmortalizar los instantes de un ser, que desnudo se entrega a la nada.” J Loyola. Loyola expresa desde el corpus de su obra la simbología de un país, un territorio, un pueblo en crisis. Primero de valores, segundo ahogado en una retórica vil y palaciega,  cuya abyección y mentira produjo el caos del Caracazo o Guarenazo en  1989. Y desde ese exabrupto Juan Loyola el artista, propone una denuncia sin igual: Se rebela como creador sudamericano y nos revela nuestros sueños y deseos configurados en significantes, símbolos y signos que alimentan nuestra identidad.


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