miércoles, 29 de junio de 2016

Reflexiones Urbanas





Negro Primero, Carabobo y San Juan


Richard Montenegro*





Negro Primero. Pintura de Pedro Centeno Vallenilla


El teniente Pedro Camejo (1790-1821) el Negro primero fue un militar venezolano que luchó en la Guerra de Independencia venezolana inicialmente en el bando realista pasando luego al bando patriota en 1816. Siendo de esclavo de Vicente Alonzo  logró ser oficial, uno de los pocos negros, en el ejército venezolano.  Era analfabeto, pero vivaz, aguerrido y de gran corpulencia. Participó en la batalla de las Queseras del medio en 1819 y se ganó su apodo por ser el primero en batalla. Todos vemos a Pedro Camejo con pañoleta y el rojo uniforme de la Guardia de honor del Libertador, que es el que lleva la compañía 24 de junio. Esa imagen fue creada por el pintor Martín Tovar y Tovar para el cuadro La Batalla de Carabobo (1887) que está en el Palacio Federal Legislativo.

Negro primero es un topónimo común en Carabobo. En la parroquia de San Blas la plaza mayor lleva el nombre del General José Antonio Paéz y cerca en el cruce de la avenida Arévalo González con la calle Colombia, bordeada por la autopista del este, está la Plaza Negro Primero. Un espacio sombreado, simple y agradable que fácilmente relacionamos con la personalidad del prócer. Esta plaza albergó en los años 30 la estatua de la libertad llamada La Peregrina. Ahora sería justo que allí una reposara una imagen del teniente Camejo.


En el municipio Los Guayos existe un sector llamado Negro Primero ubicada a un lado de la avenida Los Guayos-El Roble, curiosamente en ese sector hay una calle Paéz y una planta termoeléctrica llamada Pedro Camejo que no funciona algo que mancha la memoria de este prócer. También el Municipio Guacara existe un sector llamado Negro Primero, vía Vigirima, con una avenida homónima que se intercepta con una calle Paéz. La antroponimia popular al parecer siempre busca reunir a estos amigos. Al sur del Municipio Valencia, está ubicada la parroquia rural Negro Primero. Ella limita con Cojedes por el sur y con Guárico por el este. Su plaza está presidida por el busto Pedro Camejo. Es célebre su festividad de la Cruz de mayo. Nos gusta mucho esta parroquia por su belleza natural y humana. Extrañamente, en este siglo XXI saturado de enfermiza conectividad, este lugar no tiene cobertura de telefonía celular.



Busto de negro Primero en Campo Carabobo

Camejo era una persona locuaz y carismática que se ganó el afecto de todos sus compañeros, cautivó hasta al mismo Bolívar. Esas cualidades traspasaron la barrera del tiempo y espacio ganándole el afecto popular que llegó a convertirlo en una deidad del panteón del espiritismo venezolano.

La escena que plasmó Eduardo Blanco en Venezuela heroica donde Camejo le dice a Paéz: Mi general, vengo a decirle adiós porque estoy muerto, nunca sucedió. Paéz en su Autobiografía claramente dice: El día de la batalla (de Carabobo), á los primeros tiros, cayó herido mortalmente. Eduardo Blanco reelaboró un suceso real de las Cruzadas. Durante la defensa de San Juan de Acre en 1291 el maestre templario Guillermo de Beaujeu fue herido de muerte por una flecha. Cuando se retiraba un cruzado le dijo: “Por Dios, señor, no os vayáis o la plaza está perdida” y Beaujeu mientras mostraba la herida en su costado contestó: No me voy, es que estoy muerto…

Negro Primero nació a la vida mortal en San Juan de Payara en lo que hoy es el estado Apure  y entró al panteón de los héroes el 24 de Junio, el día de San Juan, de 1821 en la sabana de Carabobo. De alguna forma la figura del Bautista marcó el camino a la gloria del teniente Pedro Camejo.


Richard Montenegro Caricote.



Publicado en la columna Reflexiones Urbanas del diario Ultimas Noticias en la página  19 el domingo 26 de junio del 2016




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*Richard Montenegro. Perteneció a la redacción de las revistas Nostromo y Ojos de perro azul; también fue parte de la plantilla de la revista universitaria de cultura Zona Tórrida de la Universidad de Carabobo. Es colaborador del blog del Grupo Li Po: http://grupolipo.blogspot.com/. Es autor del libro 13 fábulas y otros relatos, publicado por la editorial El Perro y la Rana en 2007 y 2008; es coautor de Antología terrorista del Grupo Li Po publicada por la misma editorial en 2008 , en 2014 del ebook Mundos: Dos años de Ficción Científica y en 2015 del ebook Tres años caminando juntos ambos libros editados por el Portal Ficción Científica. Sus crónicas y relatos han aparecido en publicaciones periódicas venezolanas tales como: el semanario Tiempo Universitario de la Universidad de Carabobo, la revista Letra Inversa del diario Notitarde, El Venezolano, Diario de Guayana y en el diario Ultimas Noticias Gran Valencia; en las revistas electrónicas hispanas Alfa Eridiani, Valinor y Gibralfaro, Revista de Creación Literaria y de Humanidades de la Universidad de Málaga y en portales o páginas web como la española Ficción Científica, la venezolana-argentina Escribarte y la colombiana Cosmocápsula.

martes, 28 de junio de 2016

domingo, 26 de junio de 2016

Enrique Bernardo Núñez: El cronista que no pudo lavar carros



Richard MONTENEGRO
Hacer, hacer siempre será el mejor desquite y la más hermosa victoria.
EBN

Es típico hablar de la imponderable capacidad de olvido de la ciudad de Valencia y por esta razón aprovechamos este espacio para recordar que el 20 de mayo se conmemoró un año más del nacimiento del escritor valenciano Enrique Bernardo Núñez (Valencia; 20/5/1895 – Caracas; 1/10/1964). Su casa estuvo ubicada en la actual calle Montes de Oca cerca de la iglesia de San Francisco, ya desaparecida como tantas otras en Valencia. El hogar del escritor más universal que ha dado este burgo no corrió la misma suerte que el de Pocaterra, que fue recuperado por la alcaldía.
Enrique Bernardo Núñez visto por Yusti

Sus padres fueron Enrique Núñez Ovalles y María Isabel Rodríguez del Toro Martínez. Su tía abuela, Belén Martínez de Piñero, le enseña a leer y a escribir. Posteriormente ingresa al colegio Alemán, para luego pasar al colegio Requena donde funda un periódico llamado Areópago. En 1910 culmina su bachillerato y se traslada a Caracas. En la capital, rodeado de pobreza, va forjando su dominio sobre las letras. Se inscribe en la UCV para estudiar Medicina, y asiste como oyente a clases de Derecho. La falta de medios le hace abandonar los estudios en 1917. Al año siguiente publica su novela “Sol Interior” y en 1920 se casa con Cimodocea de las Mercedes Müller. En 1925 se traslada a Nueva Esparta invitado por el escritor Manuel Díaz Rodríguez, y es allí donde comienza la gestación de la novela que señalará su devenir en la literatura latinoamericana. En 1926 regresa a Caracas y no logra encontrar ubicación en los periódicos locales, y para mantener a su familia opta por tomar el empleo de lavador de carros siendo rechazado por falta de experiencia. En el año 27 gracias a Santiago Key Ayala comienza su carrera diplomática. Y en 1945 es nombrado cronista de Caracas.

Bernardo Núñez fue un escritor polifacético que se desempeñó como cuentista, novelista, ensayista, periodista, cronista e historiador, creando una obra de fina factura que le labró un lugar imperecedero en las letras nacionales y universales. Con su novela “Cubagua”, publicada en 1931 —al igual que “Las lanzas coloradas” de Arturo Úslar Pietri— de la que circularon sólo 60 ejemplares en Venezuela, inauguró una nueva narrativa hispanoamericana, el llamado “realismo mágico” y “Boom Latinoamericano”; pero como suele pasar a veces, en su propia tierra le negaron el reconocimiento debido. En 1931 la crítica venezolana saludó la aparición de esta obra con un solemne silencio.
Podríamos decir que Núñez fue signado con la marca de Caín de sus coterráneos, quizá debido a palabras como estas: “En Venezuela es peligroso pensar. Lo mejor es no pensar o no expresar los propios pensamientos”.

“En otros países no hay libertad de pensar, pero existe un pensamiento traducido en mil expresiones vivas. En la mayor parte de nuestros dirigentes no existe nada que se parezca a un pensamiento… ¿Cómo, pues, van a entender ninguna idea por humilde que sea, que implique un trabajo fecundo?”.
Qué vigentes suenan estas palabras en este 2016, plagado de largas filas de personas tratando de adquirir productos alimenticios básicos.

Valencia no le brindó nunca a Núñez los honores que por derecho le pertenecían. Una excepción fue la creación del Liceo que lleva su nombre en La Isabelica, el 19/08/1965. Un busto sin placa hace guardia en la plazoleta del periodista, ninguno de los vecinos sabe de quién se trata. Mientras, se le dedica una plaza enorme a Fabián de Jesús Díaz. Esta ciudad, desproporcionada e injusta en sus homenajes, entristece. La Academia de Historia y la Universidad de Carabobo deben de una vez por todas, tomar las acciones pertinentes para reivindicar el papel de este valenciano universal.
El 20 de Mayo es el día del cronista venezolano.
Richard Montenegro
Post scriptum
Solicitamos a la Alcaldía de Valencia y al Concejo Municipal que habiliten de una vez la Oficina del Cronista.

domingo, 19 de junio de 2016

Cuerpo y Resurrección en Juan Loyola


                   Cuerpo y Resurrección en   Juan Loyola


Roger Herrera Rivas




Introito

Pier Restany el celebrado crítico francés, hace años se dignó a escribir sobre el desaparecido artista de la Performance art, Juan Loyola. Puedo evocar que en aquellos años yo, aún no había ingresado a la Escuela de Artes Plásticas Cristóbal Rojas y apenas en el 1983 realice, lo que podría denominar mi primer performance, bajo la dirección de Sonia Vaamonde en el Ateneo de Caracas. Trataba el hilo argumental en torno a un saltimbanqui que en medio de sus giros iba a la par de un redoblante escarneciendo a la burocracia y poder cultural del Estado. Al finalizar la acción me elogió Carlos Giménez. Ya en 1986 logre ingresar a la Escuela y desde ese instante no pare de plantearme el problema de la acción perfomántica o la acción  lúdico-social en el happening como un eco iluminado por la “emisión fonética”  o la palabra desplazada por la energía corporal propuesta por  Antonin Artaud.

Retornando al cuerpo resurrecto de Loyola, nos avizora Restany en su escrito que la expresión de Juan. “Es también la divergencia  conciencia aguda de la  re-colectiva de una generación. La crisis de identidad latinoamericana se expresa a través de toda la gama de denuncias individuales y colectivas de la injusticia social”¹ Juan Loyola es quizás en la vario pinta gama de artistas nacionales un outsider, un solitario desmedido, sobre todo en sus primeros años el estado Nueva Esparta y sus inicios en Caracas. Él fue objeto de la violencia y la opresión social que denunciaba, aún puedo cristalizar en mi memoria que un ex gobernador de Margarita, ordenó caerle a golpes con la policía—supuestamente—porque insultaba la bandera nacional.

Precisamente refiriéndose a la espiral de la violencia  en  Venezuela, el crítico Restany nos dice “La paradoja desarrolla su propia lógica, a la desmesura de la opresión corresponde la desmesura de la rebelión y del rechazo, a través de sus acciones, de sus presentaciones, sus manifiestos.” Lo cual aclara que al vórtice de la violencia opresora se responde con mayor violencia por parte  de los oprimidos. Loyola se hizo acreedor en estos años el mote de líder y de mártir al concebir en su trabajo re-significar los colores de la bandera, arropándose con ella  su cuerpo mientras era martirizado por los gendarmes o bien interviniendo autos, objetos y piedras con el fin de hacer del signo una simultaneidad de códigos visuales y acontecimientos al ojo sensible del espectador.

Juan nos prestó su cuerpo nos donó en cada acción el receptáculo de todas las miserias humanas. Para dar pie con ímpetu subversivo de signos que hurgaban un reacomodo espacial de  un cuerpo que re-significa su comportamiento tácito, humilde y ciudadano a un cuerpo subjetivado en alcanzar a través del gesto y la denuncia gráfica denotaciones y connotaciones alejadas de los paradigmas formales de las instituciones museísticas  y  de la crítica formal y ramplona del Estado.

Juan Loyola permea la forma en el espacio con la línea que sólo el cuerpo podrá suscitar, con los sonidos que sólo el cuerpo puede expeler, con  la grafía, el color y la palabra qué sólo él descubriría en sí y para sí. Un poco para resucitar entre nosotros cada  vez que observamos futilezas y desmanes, donde se gastan millones de bolívares en maquillajes exóticos y vitrinas de cuerpos que nada dicen porque han muerto como significante que nada harán porque fallecieron como referentes .Cuerpos estultos inútiles que sólo están allí para mostrar la extraordinaria renta petrolera: Empero, no acusan, no denuncian, no traman, no conspiran como Juan Loyola con su grito atrapado en el culo.

Presto para realizar el acontecimiento, preparado para la acción de acometer una y otra vez la denuncia a los poderes establecidos; a los corruptos, a los malsanos a los que no quieren al país. Juan Loyola es la piel de la poesía revestida en la acción.


Estado y acción violenta= Loyola y acción Voz-corpórea



En 1982, fue bombardeada Cantaura población del estado Anzoátegui. Los medios oficiales dijeron que fue atacada  y exterminada una columna guerrillera. De igual modo, cuatro años después caen en Yumare, estado Yaracuy, nueve ciudadanos adscritos a un grupo armado La Corriente Histórico Social. Aquí fueron violadas todas las reglas, se asegura que primero fueron capturados por miembros de la policía política DISIP y luego de ser torturados, todos recibieron tiros de gracia. Es este un poco el contexto donde logra destacarse la obra de Juan Loyola. Ante las acciones brutales por parte del  Estado nuestro artista de la acción e intervención de los espacios, realizaba sus performance con la mayor certeza y disponibilidad.  Aún lo recuerdo conversando con nosotros (algunos alumnos) de la EAVCR interesados en su particular manera de denunciar y accionar; otras veces nos reuníamos con él en su apartamento en el Complejo Habitacional Parque Central. Logre ver varia acciones suyas, rememoro una en el Ateneo de Caracas, en  la década del 80`. Luego colaboramos con su propuesta cuando se atrevió a denunciar al Fondo Monetario Internacional FMI.  Al imponernos el paquete económico y la deuda impagable a  los pueblos de  América Latina y el tercer mundo. A Loyola, le acompañaron los jóvenes Torkins Delgado y José Gregorio Castro y otros. De Torkins sé que se dedicó durante años a la performance  como en mí caso. José Gregorio Castro, creo que hoy día concursa para ser Doctor en Arte en IUP Pedagógico de Caracas: José Gregorio Vaamonde se dedica a las artes plásticas y del fuego. Al resto les he perdido la pista.

Opúsculo

"Venezuela tú me dueles demasiado" Juan Loyola
Pinturas videos fotografías, poemas. Gira nacional, 1991.

“El arte es una orquesta sinfónica de sentimientos, que habla a través de una piel creada, para inmortalizar los instantes de un ser, que desnudo se entrega a la nada.” J Loyola. Loyola expresa desde el corpus de su obra la simbología de un país, un territorio, un pueblo en crisis. Primero de valores, segundo ahogado en una retórica vil y palaciega,  cuya abyección y mentira produjo el caos del Caracazo o Guarenazo en  1989. Y desde ese exabrupto Juan Loyola el artista, propone una denuncia sin igual: Se rebela como creador sudamericano y nos revela nuestros sueños y deseos configurados en significantes, símbolos y signos que alimentan nuestra identidad.