domingo, 20 de octubre de 2024

Los corazones solitarios de la literatura nacional



Muñeca de Reverón, Como estatuilla Juan Sánchez Peláez, Busto de Piar (Upata), José Gregrorio Hernández, La Corona de Miss Venezuela, Muñeco de Chávez, Cony Méndez,Una maraca índigena, Un cuatro, Un tambor Culo’epuya, Ana Enriqueta Terán (con flor en la boca), Teófilo Tortolero , Alejandro Oliveros, Reynaldo Pérez Só, Eugenio MontejoVillarroel París, Enrique Mujica(El gallo), Carlos Osorio, Adhely Rivero, Luis Alberto Angulo, Julio Garmendia, Elisa Lerner, José Napoleón Oropeza, Teresa de la Parra, Yolanda Pantín, Ramos Sucre, Arturo Uslar Pietri, Cabrujas, Isacc Pardo, Enrique Bernardo Nuñez, Milagro Haack, Ramón Palomares, Antonio Arraiz, J. M. Briceño Guerrrero, Laura Antillano, Luis Albrto Crespo, Enriqueta Arvelo Larriva, Roger Vilain, Néstor Rojas, Caupolican Ovalles, Andrés Eloy Blanco, Lyda Franco Farías, Victoria de Stefano, Orlando Oraujo, Eleonora Requena, Elezar León, Slavko Zupci, Pdro Suárez, Teresa Coraspe, Ana Rosa Angarita, Fidel Flores, Rafael Cadenas, Salvador Garmendia, Jose Balza, Sol Linares, Ana Teresa Torres, Rafael Bolívar Coronado, Francisco Arévalo, Fáver Paez, Miyó Vestrini, Hanni Ossot, Juan Liscano, Adriano Gonzáles León, Grabriel Jiménez Eman,Chevige Guayke, José Barroeta, Valera Mora  (El Chino), Rómulo Gallegos, María Calcaño, Willian Osuna, Dyonisio Aymará, Aquiles Nazoa, Argenis Rodríguez, José Rafael Pocaterra, Miguel Otero Silva, Vicente Gerbasi, Juan Calzailla, Gustavo Pereira, Cristobal Ruiz y Santiago Key-Ayala.

 

La carátula del disco (en vinil) de el Sargento Pimienta de los Beatles ha sido utilizada hasta la saciedad y es ya un lugar común del diseño. Bueno, si se toma en cuenta que fue diseñada en ese tiempo en el que no se utilizaba el computador personal la carátula tiene su encanto y creatividad. Al parecer se utilizaron las figuras de cera de Madame Tussauds (la primera y segunda fila). Los otros invitados en la portada fueron fotografías ampliadas a tamaño natural y recortadas sobre soportes de cartón y madera. La esposa de Peter Blake, Jann Haworth, sirvió como primer asistente de diseño y muchas de sus opiniones fueron consideradas al momento de diseñar la escena. Cada foto fue coloreada a mano. Michael Cooper se encargó de la placa fotográfica final y para lograrla llevó a cabo diferentes versiones, con los Beatles distribuidos en distintos ángulos de la composición general. Mi amigo F… ha retomado la famosa carátula del disco, con menos producción claro, y valiéndose de la computadora para hacer su versión con escritores del barrio local.

Lo interesante es que apiñados, en una versión algo chapucera, de la famosa portada está lo más granado de la literatura nacional. Como es lógico faltan nombres (yo hice una que otra sugerencia, donde me incluía claro, pero mi amigo F… me dejo por fuera, no obstante incluyó a escritores que sugerí imprescindibles).

Sobre el medio literario (mundillo literario se le llama en los pasillos de las instituciones de cultura estadal) hay una opinión un tanto generalizada: es un medio mezquino. También se habla que ese mundillo literario está lleno de pillos y truhanes. Lo cierto es que intentar ser escritor en nuestro país es una carrera de obstáculos. Las quejas plañideras e imprecaciones groseras a este respecto nunca faltan.  

En este collage de mi amigo F… se encuentran escritores del presente y del pasado. Hay héroes y villanos. Hay estelares y segundones, chupamedias y acomodaticios. De todo y para todos. Pero a la hora de juicios sumarios y otras espeluznantes maneras de juzgarlos por sus actuaciones públicas, en ese sentido de funcionariato de cualquier gobierno de turno, o ciudadanas hay que centrarse en su obra. Al final, como decía Borges, su trabajo literario se ganará el olvido ( o el perdón).

Este collage también dice mucho de los gustos lectores de F… y en la cual incluye a mucho de sus amigos escritores, algunos también son muy buenos amigos míos,  por lo tanto es un collage pensado/realizado con alevosía. Colocar a Cony Méndez como un ser iluminado, aparte de la carga irónica, le confiere a esta escritora de autoayuda un sitial destacado y aunque (no es broma) es junto a Eduardo Liendo, que no está en el collage, nuestra Best-Seller más destacada. Los puristas y defensores de la “gran literatura” seguro argumentarán que escribir como Cony Méndez lo hace cualquiera. Lo que sucede es que a nuestra literatura le falta algo de pimienta, de esa pimienta textual que le puso Denzil Romero o de esa pimienta de mentira histórica, escrita con grandes baches, por Herrera Luque, escritores de paso que tampoco están en el collage.

Cabrujas más que pimienta le agregó sal irónica y Adriano González León con su novela “País portátil” convirtió a nuestro país en un artefacto joyciano de gran fractura estilística y literaria. Aparece Rafael Bolívar Coronado el pecador más grande de nuestras letras, el más insigne del paradigma de todo aquel que quiera abrazar (ya estoy escribiendo como Pedro Emilio Coll o Manuel Díaz Rodríguez) el gran arte de las letras. O sea, la literatura como impostura, como trampa, como una manera de burla a los maestros del día de las letras y sobre todo como una trinchera de seudónimos para ser todos los escritores y ninguno.

Los críticos de nuestra literatura, surgidos de nuestras prestigiosas universidades, han llenado de broza académica cualquier estudio alejando a los estudiantes de esa tan cacareada “gran literatura”. Ya Roberto Echeto en La literatura venezolana no va detrás del camión de la basura lo había escrito “En el caso de la crítica literaria las cosas se complican por varias razones. Como es tradicional, los críticos literarios encienden sus pipas, se tocan sus quijadas y escriben desde sus cubículos universitarios para que los lean otros especialistas que también encienden sus pipas y se tocan sus quijadas en sus respectivos cubículos universitarios. En otras palabras, lo que ellos hacen, no tiene nada que ver —al menos directamente— con que en la calle haya o no lectores. Por eso su trabajo no sólo carece del peso que debería tener en todo este asunto, sino que se pierde la oportunidad de orientar a los demás en todo lo que se refiere a las obras que salen a la palestra, de leerlas, analizarlas y despertar en otros el interés por disfrutarlas.”  Y Rafael Rattia agregó en su momento: “Lo mejor de nuestra literatura venezolana no se está escribiendo en Caracas. Es en el interior del país donde se está fraguando la literatura del futuro de esta nación. Y los críticos no han reparado en ello”.

Lo más nefasto que le ha ocurrido a la literatura en el país, aparte de los críticos de cubículo y de revistas arbitradas, es el pensum de estudio. Autor o libro que aparezca como materia obligada de estudio va directo a la tumba o todo caso se convierte en ser más odiado y vilipendiado del orbe. Aparte que todos los estudiantes se acordaran de su madre, sin el debido respeto.

Aquiles Zambrano ha escrito algo que me gustaría citar: “La literatura, queridos mercaderes literarios, la verdadera, la que se escribe con uña y sangre, temblando al borde de la enfermedad o el llanto, es indiferente a las condiciones materiales que la propician. Esa literatura se va a escribir venda o no venda, con o sin aparato cultural promotor, con o sin lectores, en la pobreza o en la abundancia, en mitad del apocalipsis o en un cómodo apartamento en Manhattan”. No obstante cada vez que alguien me asevera que el arte se hace con sangre, recuerdo la frase de un escritor español que refutó categórico: “Con sangre sólo se hacen morcillas”.

Volviendo al collage de F… hay que tocar el oportunismo de muchos borregos escritores ( o viceversa) que salen en el collage es antológico. El oportunismo es una manera para sobrevivir/vivir del estado sin mancharse mucho. Es una forma de aparecer en el foto del gobierno de turno y cobrar por servicios prestados, cada cual a su modo y es que el trabajo de las letras no reditúa lo necesario para vivir/beber. Lo escrito por Ramón Ordaz es puntual: “No hay arte sin utopía, dice el crítico y poeta Eduardo Milán, lo que no cuesta nada suscribir. La tragedia de los poetas oficiales en Venezuela es que la utopía dejó de ser un destino, porque parte de su propósito se ha cumplido en ellos,…”

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